Una de Jiu-jitsu brasileño

Jatniel-Villarroel./
4 min readDec 16, 2023
Atletas activando el modo bestia (BJJ) @submissionfightingpzo

Intrépido, vigoroso y aventurero no son las primeras cosas en que alguien piensa cuando me ve; ni yo lo hago. Sin embargo, me inscribí en clases de jiu-jitsu brasileño (BJJ) y he abierto la puerta a toda una experiencia sin precedentes que me demuestra que la fuerza no está en las embestidas ni en los golpes.

Sé que hay personas a las que les fascinan los combates y las artes marciales mixtas, incluso, conozco a muchos que religiosamente dedican las noches de los sábados a mirar con devoción eventos de MMA, pero yo nunca he sido uno de esos. De hecho, creo que he acostumbrado tanto mi cuerpo y mente a la restricción y al andar con cuidado que desarrollé una especie de señal de alerta que se activa en mí cuando siento que mis acciones, por mínimas que sean, podrían lastimar o hacer daño a otro.

Atletas practicando jiu-jitsu brasileño

Aún así, y hago énfasis en esto, comenzar a practicar jiu-jitsu brasileño ha sido uno de las mejores experiencias de aprendizaje que he tenido, muy a pesar de mí y mis antiguos prejuicios con respecto a las artes marciales y eventos de combate en general.

Recuerdo que en la primera sesión de BJJ a la que asistí, Eglier, mi virtuoso y muy paciente entrenador, me dijo algo como: “golpéame”, incluso acercó su cuerpo a mí para que tuviese mejor alcance. Al escucharlo, sentí como si mi cuerpo implosionara y desde las entrañas me salía un fortísimo ¡Nooooooo!

Asumo que estiré mi brazo y le di un toque que seguramente tendría el mismo impacto que una palmadita de felicitaciones.

Descripción gráfica de mi primera sesión de BJJ

A pesar de mi desempeño, en el rostro de mi entrenador no había risita burlona ni mirada condescendiente, solo aceptación y una expresión que me decía que pronto lograría lograr vencer las limitantes mentales que restringían mi cuerpo.

Atletas durante el entrenamiento de BJJ

Reconozco que durante mis primeras semanas fui el menos aventajado de la clase (quizá, aún lo sea) y esto algo a lo que no estoy acostumbrado ya que, con excelentes resultados, he dedicado casi toda mi vida a la educación formal y la lectura.

Igualmente, les puedo asegurar que he conocido el acoso, la burla y el menosprecio, pero en las sesiones de BJJ no existe nada de eso, lo que prevalece es el aprecio por el otro y sus capacidades, no importa si eso implica hacer repeticiones una y otra vez.

¡Vaya maravilla ha sido comprender gracias al BJJ que valorar y estimar a los demás es un buen motor para impulsar la vida y una forma efectiva de reflexionar acerca de cómo impactas a los demás!

Aprendiendo movimientos básicos del BJJ @jatnielv

Podría extenderme, mas prefiero no hacerlo, al menos en esta oportunidad. Por los momentos, solo quiero destacar dos aspectos:

1) En cuanto a lo profesional, me dedico a ser profesor universitario y el BJJ me ha enseñado mejor que cualquier teórico lo importante que es fomentar espacios y momentos donde los aprendices sientan que sus capacidades son aceptadas, que lograr los objetivos dependerá de que todos trabajemos por un fin común y los interesados practiquemos una y otra vez aquellas cosas que nos resultan más difíciles.

2) En cuanto a la vida, he aprendido que hay enorme fuerza en la voluntad de superación, en el esfuerzo colaborativo, en dar el ejemplo y en admirar y respetar al otro, así sea tu oponente.

Para cerrar, me permito concluir con una curiosidad lingüística y literaria:

El jiu-jitsu brasileño es parte de las artes marciales o técnicas legendarias de lucha que aún se conservan y practican como deportes.

Lo interesante aquí es que el término «marcial» que se usa para denominar estas artes viene del nombre latino del dios Mars (Marte), deidad romana de la guerra cuyo equivalente griego es Ares.

En el canto V de la Ilíada, Ares llora ante su padre, el temible Zeus, porque Diomedes, un humano, lo hirió en las costillas (herida común entre los que practican jiu-jitsu brasileño).

Ares y Diomedes en pleno enfrentamiento

Ahora bien, si miramos con atención, este pasaje literario nos recuerda que hasta el mimísimo dios de la guerra puede ser sometido por el corazón humano, así que usemos nuestra fuerza para el bien.

Practiquemos jiu-jitsu brasileño, intentemos así doblegar a Marte y demás dioses de la guerra con nuestras buenas acciones mientras fomentamos el respeto por los otros y sus capacidades.

¡Salud!

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