El monstruo

Jatniel-Villarroel./
2 min readFeb 10, 2021

Era martes, me mandaron a escribir un cuento que debía enviar más tardar el sábado en la tarde porque sería publicado en la edición del lunes de una revista literaria internacional. Me dije que, en honor a todas las cosas que me daban miedo en la infancia, escribiría un cuento de terror.

Pasé días leyendo a Allan Poe y a Horacio Quiroga, hasta me adentré en algunas profanaciones de Clemente Palma y dormía viendo El bebé de Rosemary. La inspiración debía llegar de alguna parte; pero pasaban los días y nada.

El viernes me desperté a las 3:00am y sentí que el cuento se iba apoderando de mí, mis dedos se desplazaban sobre el teclado como si de ellos brotase la narración y no pudiese contenerla.

Por momentos tenía que detenerme, no porque lo quisiese sino porque hasta a mí me causaba pavor lo que escribía y tenía que persignarme mientras elevaba mi mirada al techo.

Escribí por horas hasta que logré 13 páginas y no podía estar más complacido con el final, mas no dejaba de tener miedo por lo que había escrito; hasta miré debajo de la cama antes de volver a acostarme e hice un par de oraciones.

Soñé cosas espantosas, entre ellas que un espíritu tomaba forma corpórea y reclamaba mi sangre como ofrenda por la inspiración de mi obra; sin embargo, me sentía tan cansado que mis músculos no respondían, era como si estuviese atrapado dentro de mi propio cuerpo.

Al mucho tiempo me despertó una bulla y un calor infernal, me levanto a ver qué pasaba y escucho a los vecinos decir que un mato se había comido los cables de la central eléctrica y que por ser fin de semana los arreglos podrían hacerse el lunes cerca del mediodía; ahí sentí el verdadero horror, el monstruo de la ineficacia vencía y yo me veía imposibilitado de enviar el cuento.

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